Autores: Marco Antonio Lara de la Calleja, Guillermo Mejía Méndez, Juan Fernando Marín López, Sonia Gutiérrez Luna, Luis Manuel García Martínez.
Institución:
TecNM/Instituto Tecnológico Superior de Zacapoaxtla, Maestría en Ciencias Ambientales, Ingeniería en Administración, Zacapoaxtla, Puebla, México.
TecNM/Instituto Tecnológico Superior de Teziutlán, Ingeniería en Mecatrónica, Teziutlán, Puebla, México
Palabras clave: Bosque mesófilo, Drones, tecnología ambiental.
Resumen: De las comunidades vegetales que se desarrollan en nuestro país, el Bosque mesófilo de Montaña es probablemente uno de los más vulnerables y amenazados por factores, tales como cambio climático global, El uso de drones en la conservación ambiental ha emergido como una herramienta revolucionaria para el monitoreo y protección de ecosistemas forestales.
Disciplina principal: Ciencias Ambientales y Tecnología.
Áreas de aplicación: Tecnología ambiental.
Industria mayormente relacionada: Sector ambiental, información geográfica ambiental.
Dentro de la gran variedad de comunidades vegetales que se desarrollan en el territorio de México destacan los llamados bosques mesófilos de montaña, que son unidades de vegetación complejas, con tolerancias ambientales muy amplias, riqueza florística notable e historia evolutiva muy interesante [1]. En México, ocupa una superficie cercana a 1%, considerando vegetación secundaria derivada de esta formación, o poco más de 0.4%, si se considera solo vegetación primaria, de acuerdo con el INEGI [2]. El clima dominante reportado por Rzedowski [3, 4] pertenece al tipo Cf (templado húmedo con lluvias todo el año) de la clasificación de Köeppen [5]; sin embargo, comenta que esta formación llega a prosperar en algunas partes en climas de tipo Af (cálido húmedo sin temporada seca), Am (caliente húmedo con corta temporada seca), Aw (caliente húmedo con larga temporada seca) y Cw (templado húmedo con temporada lluviosa en época caliente del año). Además, en un conjunto de fuentes consultadas se encontró una distribución heterogénea sin tendencias marcadas en cuanto a climas entre el Pacífico y el Golfo de México.
De las comunidades vegetales que se desarrollan en nuestro país, el Bosque mesófilo de Montaña es probablemente uno de los más vulnerables y amenazados por factores, tales como cambio climático global, que afecta la fenología de todos los grupos de organismos; la deforestación de formaciones vegetales de regiones adyacentes (conversión de selvas húmedas a potreros, lo cual tiene alto impacto sobre la formación de nubes), y la deforestación para destinar el suelo del bosque a la agricultura de subsistencia o a cultivos extensivos de café o de otros productos. Todo ello afecta el equilibrio ecológico del bosque y ha ocasionado que este se encuentre en condición de riesgo para su supervivencia. Si bien es cierto que se han hecho esfuerzos muy loables para su conservación, a la fecha estos parecen ser insuficientes ante la magnitud de los procesos de deterioro y modificación a que se encuentra expuesto el bosque mesófilo de montaña.
Como se ha mencionado los bosques mesófilos de montaña en México enfrentan múltiples amenazas que comprometen su integridad y supervivencia. Estos ecosistemas, también conocidos como bosques de niebla, son vitales debido a su alta biodiversidad y a los servicios ambientales que proporcionan, como la captura y regulación del agua, la filtración de contaminantes y la regulación del clima. En las últimas décadas, la superficie de estos bosques ha disminuido drásticamente. En la década de 1970, ocupaban aproximadamente el 0.86% del territorio nacional; sin embargo, para 2007, esta cifra se redujo al 0.01%, lo que representa una pérdida del 90% de su área original [6].
Un factor crítico es la deforestación causada por el avance de la frontera agrícola, la urbanización y la tala ilegal. Esta situación ha llevado a una drástica reducción del bosque mesófilo de montaña, catalogándolo como uno de los ecosistemas más amenazados del país [7]. La fragmentación del hábitat compromete la conectividad ecológica, lo que impide la movilidad de especies y su adaptación frente a las presiones ambientales.
La pérdida de este ecosistema también implica una disminución significativa en los servicios ambientales que brinda, como la captación y regulación del agua, la conservación de suelos y la mitigación del cambio climático [8]. La degradación del bosque mesófilo afecta directamente a las comunidades humanas que dependen de estos recursos naturales para su subsistencia.
El uso de drones en la conservación ambiental ha emergido como una herramienta revolucionaria para el monitoreo y protección de ecosistemas forestales (Fig.1). Estos vehículos aéreos no tripulados permiten acceder a áreas remotas y recopilar datos precisos en tiempo real, facilitando la detección de actividades ilegales y el seguimiento de la biodiversidad. Organizaciones de conservación han adoptado esta tecnología para detectar invasiones ilegales en territorios indígenas y monitorear la salud de los bosques [9].
Mecánicamente, los drones operan mediante un sistema de propulsión basado en rotores eléctricos, generalmente cuatro o más, que les otorgan capacidad de vuelo vertical y estacionario, ideal para sobrevolar áreas de difícil acceso en la selva o montañas. El control de vuelo está a cargo de un controlador central y sensores inerciales que estabilizan el dron durante el vuelo. Además, su sistema GPS permite realizar vuelos autónomos programados por rutas previamente definidas en software especializado [10]. Esta capacidad de automatización ha optimizado tareas como la recolección de datos cartográficos y la supervisión de áreas protegidas.
En proyectos de reforestación, drones con mecanismos de disparo neumático o de gravedad se usan para lanzar cápsulas de semillas directamente en terrenos degradados. Estas cápsulas, que contienen una mezcla de semillas, nutrientes y material orgánico, son diseñadas para asegurar la germinación en condiciones adversas, lo que permite reforestar extensas superficies en menor tiempo y con menor intervención humana [11]. A través del uso de drones se puede mapear primero la zona a intervenir, luego aplicar algoritmos que identifiquen zonas óptimas para sembrado (Fig. 2), y finalmente ejecutar el vuelo de siembra de forma precisa.
Fig. 1. Vuelo de Dron. Imagen Propia.
Fig. 2. Zonas optimas de sembrado, Imágenes para conteo de árboles adquiridas con drones (Guevara-Bonilla, M; Meza-Leandro, et. Al., 2020)
Fig. 2. Zonas optimas de sembrado, Imágenes para conteo de árboles adquiridas con drones (Guevara-Bonilla, M; Meza-Leandro, et. Al., 2020)
Además, los drones permiten la evaluación continua del crecimiento forestal mediante imágenes multiespectrales (Fig. 3), que detectan variaciones en la reflectancia de las hojas, lo cual es útil para identificar signos de estrés hídrico, enfermedades o plagas antes de que sean visibles a simple vista [12]. Estas capacidades permiten tomar decisiones rápidas y fundamentadas para la gestión y conservación del bosque.
La conservación de los bosques mesófilos de montaña, considerados uno de los ecosistemas más ricos y vulnerables del planeta, requiere de estrategias innovadoras que integren tecnología y sostenibilidad. El uso de drones representa una herramienta para enfrentar los desafíos ambientales que amenazan estos bosques. Beneficios como la capacidad de generar información geoespacial precisa, monitorear en tiempo real y acceder a zonas remotas sin impacto directo sobre el entorno, los drones permiten realizar diagnósticos ambientales más rápidos y efectivos. Además, su aplicación en tareas como la reforestación mediante dispersión de semillas y el seguimiento del estado de la vegetación fortalece los esfuerzos de restauración ecológica. Así, la sinergia entre la tecnología de drones y las políticas de conservación ofrece una oportunidad valiosa para preservar los bosques mesófilos de montaña y los servicios ambientales que proveen, garantizando su preservación para las generaciones futuras.
Referencias
[1] Gual-Díaz M., González-Medrano F. 2014. Los bosques mesófilos de montaña en México. En: Gual-Díaz M. y Rendón-Correa A. (Comps.). Bosques mesófilos de montaña de México: diversidad, ecología y manejo. CONABIO México, D. F. pp. 27-68.
[2] INEGI. 2007. Carta de uso de suelo y vegetación. Serie IV, escala 1: 250 000. México.
[3] Rzedowski J. 1978. Vegetación de México. Editorial Limusa. México. 432 p.
[4] Rzedowski J. 1996. Análisis preliminar de la flora vascular de los bosques mesófilos de montaña de México. Acta Botánica Mexicana 35:25-44.
[5] Köeppen W. 1948. Climatología. Fondo de Cultura Económica. México. 478 p.
[6] SEMARNAT. (2021). Bosques mesófilos de montaña, amenazados por el cambio climático. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
[7] CONABIO. (2020). Bosques mesófilos de montaña de México. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. https://www.gob.mx/conabio/prensa/bosques-mesofilos-de-montana-de-mexico https://www.gob.mx/semarnat/es/articulos/bosques-mesofilos-de-montana-amenazados-por-el-cambio-climatico-306631
[8] SEMARNAT. (2021). Bosques mesófilos de montaña, amenazados por el cambio climático. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
[9,10] CIFOR. (2023). Uso responsable de drones en la conservación de la biodiversidad: Directrices para las organizaciones ambientales y de conservación que utilizan drones. Recuperado de https://www.cifor-icraf.org/es/conocimiento/publicacion/8885/
[11]. Conservación de Bosques. (2024). Cómo utilizar drones en proyectos de reforestación. Recuperado de https://conservaciondebosques.com/como-utilizar-drones-en-proyectos-de-reforestacion/
[12] Biopaisaje. (2024). Gestión ambiental innovadora: El poder de los drones y sensores multiespectrales en la restauración ecológica. Recuperado de https://biopaisaje.eco/gestion-ambiental-innovadora-el-poder-de-los-drones-y-sensores-multiespectrales-en-la-restauracion-ecologica/
